sábado, 16 de marzo de 2013

Epistemología e investigación social. Parte II



En el escrito anterior comentábamos las diferencias marcadas entre los términos metodología y método; hacíamos un breve abordaje sobre los diferentes métodos de investigación social; así como aclarábamos sobre la inconmensurabilidad que hay entre  cada uno de éstos. Por inconmensurabilidad vamos a entender que no hay parámetro de comparación y medición entre un método y otro, es decir, es la imposibilidad de comparación de dos teorías cuando la esencia, los elementos y el  lenguaje no son comunes. Si dos o más teorías son inconmensurables, entonces no hay manera de compararlas y decir cuál es mejor y correcta. En la metodología de investigación científica no hay métodos de investigación buenos o malos, mejores o peores, correctos o incorrectos; solamente son métodos de investigación (social u otro) que el o  la investigadora adopta según su experticia, factibilidad y tipo de problema a estudiar.

En la parte uno de este texto, nos remontábamos también a ediciones pasadas donde nos adentramos al conocimiento como problema. El conocimiento, filosóficamente, es un problema de muchos. Tanto la ciencia como la filosofía tienen como fin llegar lo más cercano posible a la verdad. Desde principios del siglo XX la filosofía ha pretendido dejar la supremacía del conocimiento a la ciencia, cuando la ciencia es una parte de la filosofía (y evidentemente, la parte no puede ser mayor que el todo). Sobre estas reflexiones surge la pregunta fundante o pregunta inicial: ¿Existe un verdadero problema gnoseológico o epistemológico del conocimiento humano? Hay diferentes respuestas a esta pregunta y precisamente este asunto  fue el que abordamos cuando presentamos las diferentes escuelas epistemológicas (dogmatismo, escepticismo, racionalismo, empirismo, realismo, idealismo, entre otros).
 
El conocimiento como fenómeno también es una preocupación de la teoría del conocimiento. Quiero dar mi punto de vista improvisando que la teoría del conocimiento no es un conocimiento. Trasciende de éste: es una especie de metanivel; un conocer sobre el conocer, es decir, está un grado arriba del conocimiento. La teoría del conocimiento es -entonces- una especulación, una explicación, una interpretación acerca del conocimiento humano. La filosofía y la ciencia como disciplinas hermanadas nacen juntas como una preocupación desde la razón, pero se bifurcan: La ciencia se queda  profundizando sobre el cómo de las cosas (leyes) con la limitante que ésta tiene un tope cuando ya no tiene más preguntas. Contrariamente, la filosofía interpreta las preguntas últimas, abstrae más, intenta ir más allá de la ciencia por esa capacidad de abstracción. Si esto es así, el objeto de estudio de la teoría del conocimiento es el conocimiento humano. Lo primero que hay que hacer es observarlo, describirlo, para luego teorizar. Finalizo esta idea re-definiendo la teoría del conocimiento como la interpretación filosófica de cómo ocurre ese conocimiento, describirlo para intentar explicar cómo opera (teorización).

Este famoso cuadro sitúa en el centro a los dos «padres» más afamados «de la iglesia» filosófica. Platón, que sostiene con la izquierda el diálogo de filosofía natural Timeo, apunta enérgicamente con un dedo de la mano derecha hacia arriba, hacia el cielo (de las «ideas»). Aristóteles porta en cambio su Ética y señala hacia el suelo con un ademán contenido. En esta contraposición se refleja la opinión popular de que al filósofo de la doctrina de las ideas, el «idealista» Platón, le siguió el filósofo de la inteligencia ordinaria, el «empirista» y «realista» Aristóteles, que critica aquella doctrina. Sin embargo, la sutileza de su crítica va más allá de la oposición de un simple realismo o empirismo al idealismo de Platón. - Detalle de La escuela de Atenas, de Rafael. (Tomado de "Breve historia de la filosofía" de Otfried Hoffe).
Los métodos de investigación de los que también hicimos mención en la edición anterior fueron: Método hipotético deductivo; método inductivo hipotético; investigación operativa; método dialéctico y método histórico. Quiero destacar, sobre estos métodos, una marcada confrontación o dualidad entre el primero y el segundo. Lo anterior responde a las vertientes de racionamiento donde se sostienen cada uno de estos: enfoque deductivo versus enfoque inductivo. De igual manera las perspectivas donde se desprenden y que dan luces para la clasificación de la ciencia: Las nomotéticas (naturales) para el primero y las ideográficas (humanas) para el segundo.

Este dual al que hacemos referencia está enmarcada al objeto de estudio de cada una de éstas. El  objeto  de  estudio  en  la  perspectiva nomotética,  es  concebido como un organismo que posee cualidades comunes al  resto  de  los  de  su  misma  especie,  que  se  comporta  de  manera  similar  al resto.  Por  ello,  existe  la  posibilidad  de  que  estudiando  a  unos  pocos,  se puedan generalizar (inferir) al resto a partir de los resultados encontrados.

Desde  el  punto  de  vista  ideográfico,  el  objeto  de  estudio,  no  admite posibilidad  de  generalización,  debido  a  que  es  un  ser  que  posee una “singularidad”, una “especificidad”  dentro  de  la  “comunalidad”  que  comparte  con  el  resto  de  su grupo;  por  ello,  cada  caso  “testigo” (nótese que hasta el lenguaje o terminología para método cambia; para el método cuantitativo estamos hablando de “estudiado”) dentro  de  un  mismo  grupo  o  sociedad, puede  presentar  divergencias  significativas  difíciles,  y  quizá  imposibles,  de conciliar con los atributos individuales del resto de los miembros de ese grupo. 


La distinción entre ambos grupos de ciencias (nomotéticas e ideográficas) constituye uno de los temas más complejos, polémicos y difíciles de las investigaciones epistemológicas desde finales del siglo XVIII, cuando algunas disciplinas humanísticas pasaron a convertirse (o lo pretendieron) en ciencias propiamente dichas, tomando como parámetro de su cientificidad el modelo ofrecido por las ciencias naturales y formales que entonces experimentaban un desarrollo sin precedentes.




Parece evidente que, a pesar de la tesis de la unidad genérica de todas las ciencias, hay algún tipo de diferencia entre las ciencias “duras” de la naturaleza (física, química), formales (matemáticas, lógica) y el grupo de las ciencias humanas (sociales, culturales).

Sobre cada uno de estos cinco métodos trataremos de hacer una reflexión sinóptica. Vamos ya:

Método hipotético deductivo:
Mejor conocido como método cuantitativo o estadístico. Algunos cientistas sociales han sido atrevidos en hacer referencia y reconocer que éste es, rigorosamente, el único y universal método científico procedimiento derivado de la práctica y la experiencia de muchas generaciones; sin reconocer lo que verdaderamente han avanzado las ideas sobre la ciencia ,y obviamente, sobre otros métodos que alcanzan el mismo carácter de cientificidad. Consta de observación, hipótesis, experimentación y teoría. Cuando la teoría se hace lo suficientemente amplia y sólida, capaz de dar explicación a una gran cantidad de fenómenos y relaciones de causa-efecto y también de rebatir racionalmente cualquier crítica, se llega a la ley. Este método consiste en emplear sólo razonamiento, es decir que parte de premisas hipotéticas o de preposiciones consideradas sólo en su contenido, sin afirmación ni negación actual. Se apoya de los silogismos.

En nuestros centros de estudios, sean estos bachillerato o universitario, se nos ha enseñado memorísticamente que el enfoque deductivo es aquel que va de lo general a lo particular”, es el que “va de lo abstracto a la concreto”. Esta definición por sí misma no nos dice nada, a lo más que hemos llegado repitiendo ese estribillo es a eso: el eco del otro. Jacques Lacan, filósofo y psicoanalista francés, refiriéndose a esta tesis dice: "somos hablados por el inconsciente y mi inconsciente es el discurso del otro”. Estas ideas Lacan las retoma de Martín Heidegger refiriéndose a la “vida inauténtica” o estado de interpretado por el mundo"... Es decir...Si no repetimos lo que dice la tele, la radio, el diario, el libro, entonces seremos interpretados por alguien del entorno, y repetiremos sus ideas como si tales ideas fueran nuestra concepción del mundo. 
Trataré de explicar mejor la idea del enfoque deductivo haciendo uso de la siguiente lámina:




Cuando se dice que el enfoque deductivo es aquel que “va de lo general a lo particular”, de lo “abstracto a lo concreto” nos estamos refiriendo a uno de los niveles  más complejo del proceso del conocer: la teoría (la teoría es un conjunto de hipótesis estructurado por la relación de implicación o deducibilidad). Esta perspectiva deductiva, sustentada en bases bibliográficas o “corpus teóricos” de conocimiento general se confronta con un problema de mi segmento o porción de realidad. Tratando de hacer una síntesis, la lógica deductiva parte de alguna teoría que he tomado prestada en mi proceso de investigación y la conjugo con mi realidad para determinar si mi problema de estudio es vigente en tiempo, lugar y persona.  Por tal razón hemos dicho que el uso de este método es comprobar teoría, esto lo logra a través de las hipótesis; de ahí su nombre.



El enfoque inductivo es contrario: Parte de un problema de mi  parcela de realidad, retomando el proceso contemplado en la lámina: Conceptos, categorías (entendida como un conjunto de conceptos), juicios o hipótesis, principios o axiomas, teoría y leyes. Por tal razón su uso es crear teoría, es decir, va de lo particular a lo general. Los diagnósticos (sean comunitarios o institucionales) son la mejor expresión de este
Método.

La ciencia busca la verdad con el método hipotético deductivo, y la filosofía es un saber reflexivo, no limitado por el método.  La filosofía no es un recetario, es una invitación a pensar. Por ello se desprende el lema kantiano (Inmanuel Kant) de la ilustración que aún tiene vigencia en el tiempo, lugar y persona: “Atrévete a pensar”.

Continuará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario