Hablar
de la lucha armada salvadoreña es hablar del pueblo salvadoreño; es conjugar
las contradicciones entre los opresores y oprimidos resultado de la
articulación con los diferentes niveles o dimensiones de realidad: económicos,
políticos, sociales y culturales que datan desde el siglo XIX y que se ven
reflejados en hechos recientes. Una parte activa y vivificante de estas luchas
la representó de manera activa y participativa el sector estudiantil
universitario, especialmente el de la Universidad de El Salvador –UES- a través de la Asociación General de
Estudiantes Universitarios Salvadoreños –AGEUS-. Esta figura aglutinaba en el
seno de la Universidad a diferentes Asociaciones y Sociedades Estudiantiles,
cuyo rol estaba enmarcado en representar al estudiante a nivel político
(participación en los órganos de gobierno de la UES y discusión activa sobre
las políticas universitarias), académico, reivindicativo, (ingreso masivo,
presupuesto), ideológico, entre otros.
La cima revolucionaria más notoria de la AGEUS
fue en las décadas de 1970 y 1980. Es de hacer notar que los diferentes eventos
de la década de los 70‘s y más puntualmente el conflicto armado de los 80‘s fue
producto del desgaste, incapacidad, incoherencia, contradicción, expoliación y
represión suscitada por el proyecto de modernidad. Ante esto, la coerción
(entendida ésta como la amenaza de
utilizar la violencia, no sólo física sino de
cualquier otro tipo, con el objetivo de condicionar el comportamiento de los
individuos) fue uno de mecanismos utilizados por el aparato militar y de
inteligencia de los gobiernos en turno para socavar o contrarrestar el ascenso
del poder popular y revolucionario representado en las diferentes esferas de la
vida nacional: obreros, campesinos, intelectuales, entre otras.
En
este apartado se trata de problematizar sobre las diferentes formas de
resistencia, conspiración, autodefensa y enfrentamiento de los y las
estudiantes aglutinados en la AGEUS ante la agudización de la represión
gubernamental, producto de la crisis de la modernidad. Acá se tomarán 2 puntos
de inflexión: El primero relacionado a las represiones del 30 de julio de 1975
y el segundo a la del 13 de septiembre de 1988. Ambos eventos de suma
relevancia por ser expresiones de máxima organización y respuesta coercitiva
del movimiento estudiantil en cada una de las décadas mencionadas.
Sobre
los hechos:
La
década de los 70 marca una período oscuro para Universidad de El Salvador, la
cual el 19 de Julio de 1972 había
sufrido su segunda intervención militar por parte del ejército salvadoreño,
dejando grandes pérdidas humana y de recurso material; en un acto seguido el
25 de julio de 1975, el ejército intervine el Centro Universitario de Occidente
(Santa Ana) donde los estudiantes -aprovechando las fiestas julianas- se
preparaban a salir a un desfile “bufo”. Los militares irrumpieron,
golpearon y capturaron a muchos
estudiantes, lo que dio lugar a muchas protestas. La solidaridad no se hizo
esperar en San Salvador y de esta forma el día 28 de julio, la AGEUS junto con
la Comunidad Universitaria, en general, decide realizar una manifestación pacífica
en denuncia por la intervención exigiendo el respeto a la Autonomía
Universitaria y repudiando las políticas económicas y sociales del Presidente
de ese entonces Arturo Armando Molina; el día elegido fue el miércoles 30 de
julio por la tarde[1].
El ejército (cuyo Ministro de Defensa en ese entonces era el Gral. Carlos
Humberto Romero –ex Presidente de la República depuesto por golpe militar en
1979) y la Guardia Nacional, en una acción premeditada, atacaron a la pacífica manifestación a la altura del
paso a dos niveles a inmediaciones del Instituto Salvadoreño del Seguro Social.
Los resultados de esta acción represiva fueron muy lamentables y dejaron un
gran e impreciso número de capturados y asesinados[2].
En
1988 la situación organizativa del movimiento popular, la situación política
del país y la guerra entraron en un periodo de madurez, se podría decir que en
1989 entraría a un periodo de desenlace. En ese mismo año, a diferencia de
1975, el eje central de la lucha estudiantil ya no solamente era el presupuesto
necesario para la UES, sino también muchas demandas políticas de tipo nacional,
la situación de violación a los derechos humanos y los efectos de la guerra en
el campo y la ciudad. La vanguardia estudiantil liderada por la AGEUS y otros
frentes estudiantiles (Frente de Estudiantes Universitarios Salvadoreños –FEUS-
y el Frente de Estudiantes Revolucionarios Salvadoreños 30 de Julio –FERS 30)
encabezaron dos fuertes campañas por el presupuesto, una en marzo y otra en
septiembre. Para esta última, precisamente el 13 de septiembre de 2008, se
endureció la represión contra una marcha
pacífica que dejó como saldo unos 250 estudiantes capturados[3] y
decenas de éstos heridos.
Publicaciones de Opinión Estudiantil –órgano de divulgación de la AGEUS desde 1927- mantuvieron periódicamente sus publicaciones; de igual manera El Universitario - periódico a cargo a cargo de la Secretaría de Comunicaciones de la UES- quien resalta en uno de sus ejemplares la gesta heroica de liberación de los estudiantes capturados el 13 de septiembre de 1988[4].
Un
fenómeno común e importante de los en ambos eventos fue la incorporación de
muchos dirigentes estudiantiles a la lucha armada. Tanto en 1975 como en 1988
varios estudiantes universitarios, tanto de la UES como de la Universidad
Centroamericana “José Simeón Cañas”
–UCA- se incorporaron a diferentes estructuras políticas militares de izquierda
y desarrollaron una poderosa estructura de comandos urbanos que tuvieron un
papel decisorio en la guerra.
En
este artículo –típico de la aprehensión de procesos históricos- no se pretende
problematizar por separado escuelas, personajes o autores representativos; sino
más bien tratar de hacer un balance, una valoración de la historia de las ideas
o la historia del pensamiento del
movimiento estudiantil de esas épocas; asimismo tratar de entender procesos y
pensamientos colectivos, propios de diferentes
tejidos sociales que vivenciaron esos acontecimientos a la luz misma de
pensadores y corrientes articuladas entre si.
2 Rufino Antonio Quezada y Hugo Roger Martínez.
“Cinco años de estudio y lucha: Una cronología del Movimiento Estudiantil”.
Págs. 51-53.
Necesito ayuda para el reingreso, por favor ayuda,gracias
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