domingo, 24 de febrero de 2013

Epistemología e investigación social. Parte I



En las entregas anteriores de este espacio virtual, se expuso el ensayo denominado: “La epistemología como puerta de entrada a la filosofía de occidente”. Siguiendo la misma lógica considero de gran relevancia seguir aportando sobre este complejo tema, en vista en que muchas veces penetramos al campo de la investigación científica sin tener las bases epistemológicas mínimas que sustenten el método seleccionado. Este desconocimiento ha llevado a muchos estudiosos a no adoptar un auténtico método, sino el hacer una mezcla, una especie de “ensalada” de modos no estructurados y desordenados para aproximarse a una porción de realidad; el obtener un resultado e intentos de descubrir la verdad y sistematizar los hallazgos obtenidos. Hago un paralelismo entre el texto anterior y una de las clásicas frases de la teoría del conocimiento que reza: “El ignorante es débil, el equivocado es peligroso y el poseedor de conocimientos -verdaderos- es potencia humana multiplicada”.

La epistemología como disciplina de la filosofía se encuentra ligada estrechamente a la gnoseología. La gnoseología investiga acerca de la naturaleza y extensión del conocimiento en general;  la epistemología está más estrechamente a lo que posteriormente se conoció como ciencia o conocimiento científico.

Ya en su traducción al español gnoseología, epistemología y teoría del conocimiento son lo mismo, realmente el primer término es más inclusivo. La gnoseología es una palabra compuesta que deriva del vocablo griego «gnosis» que significa conocimiento y «logos» tratado. Epistemología también proviene del griego «episteme» cuya traducción es un poco compleja y se le ha dado el atributo también de conocimiento, pero un conocimiento más apegado a lo novedoso, a la comprobación, a lo que hoy llamamos ciencia; por lo que gnosis y episteme distan en que el último es un conocimiento más ligado al conocimiento científico, por tal razón algunas traducciones le dan la interpretación de episteme igual a  ciencia. A este abordaje sobre el conocer es lo que siglos después Ernst Reinhold  (1832) denominó teoría del conocimiento. La teoría del conocimiento es parte de la filosofía que lo que hace es pensar si se puede conocer. En el orden de conocer debería ser primero la epistemología.

La epistemología es parte de la filosofía que lo que hace es pensar sí se puede conocer; por lo tanto la epistemología se podría entender, aparte de teoría del conocimiento, como teoría del pensar.

El investigar equivale a la insaciable búsqueda de la verdad. La investigación es un proceso que utilizando diferentes métodos científicos pretende tener una lectura, una interpretación de parcelas de realidad; asimismo pretende comprobar teoría, crear teoría, crear nueva teoría y proponer soluciones a las problemáticas planteadas. Etimológicamente, la palabra investigación viene del latín «in-vestigium»; el primer término significa “en, dentro”, y el segundo está referido a resto, rastro, huella, señal, indicio o el vestigio de algo. Investigar proviene del verbo latino investigare  que conlleva a la acción de buscar, averiguar, inquirir, indagar, seguir los restos o vestigios de algo, el estudiar a fondo una determinada materia.

Es común escuchar, en los y las estudiantes de bachillerato o universitarios, cuando se piensa realizar alguna investigación sobre lo social la pregunta: ¿qué metodología estás utilizando en tu estudio? La expresión correcta debería ser: ¿qué método estás utilizando en tu estudio? Muchos consideramos los términos de metodología y método como sinónimos, cuando no es así. Paulatinamente se ha venido haciendo una separación de los vocablos: método deriva del vocablo griego  «mehodos» que se descompone en meta (fin, objetivo que alguien se traza) y odo  (vía, ruta, sendero); en otras palabras método es el camino para llegar a un fin. Por metodología, contrariamente, diferentes autores se refieren a la aplicación de los métodos, es decir, la metodología es un término más inclusivo que el método; la metodología involucra a diferentes métodos, en el entendido que juntos hacen un todo monolítico. El método sigue conservando su carácter de procedimiento y la metodología (término compuesto de los vocablos griegos méthodos, procedimiento y logos, tratado) se transforma en una disciplina que estudia, analiza, promueve y depura el método.


Retomando lo anterior, la metodología de la investigación social implica una serie de métodos para abordar o estudiar lo concerniente a lo social. Entre estos métodos relacionados con las ciencias sociales tenemos los siguientes:

·         Método Hipotético Deductivo (MHD)
·         Método Inductivo Hipotético   (MIH)
·         Método de Investigación Operativa (IVOP)
·         Método Dialéctico (MD)
·         Método Histórico  (MH)

Es importante aclarar que las ciencias naturales tienen también sus propios métodos, siendo el más característico el experimental.

Escoger uno de estos métodos de investigación social depende del tipo de problema y el abordaje que el investigador(a) o equipo investigador le quiera dar. Lo importante de esto es que cada método es diferente y no hay uno mejor que otro. A esta distinción se le denomina inconmensurabilidad de los métodos de investigación, lo que lo hace característico son las diferencias que hay entre ellos. Aclaro también que la pretensión de investigar no es a conocer a plenitud la realidad, sino de lo que se trata es de hacer una aproximación, una lectura, una interpretación de segmentos o parcelas de realidad.

Hagamos un pequeño abordaje de cada uno de estos métodos:

Método hipotético deductivo o método cuantitativo:
Este método parte de hipótesis, supone hipótesis. Entenderemos por hipótesis aquel juicio, supuesto, idea, pregunta que se quiere comprobar. Se denomina deductivo porque parte del enfoque deductivo del conocimiento (lo cual detallaremos en la parte II de este texto a publicar el próximo sábado).

Este método se conoce también con los nombres de cuantitativo o estadístico, esta disciplina (la estadística) tuvo su auge en El Salvador por los años de 1970.

El uso de este método es comprobar teoría existente, por lo tanto se fundamenta en marco teórico.

REQUISITO: Requiere de instrumentos cuantitativos.

PARTICIPAN: Solamente el investigador.
Como proceso de planificación se presenta un DISEÑO.
LIMITANTES: Nada más arroja números porque ocupa técnicas e instrumentos cuantitativos; se basa mucho en datos, los cuales se traducen en valores / cifras (ejemplo: encuestas).

Método inductivo hipotético o método cualitativo:
Conocido como método antropológico, etnográfico, método de caso único; se considera inductivo porque parte del enfoque inductivo del conocimiento (también a desarrollar en la próxima edición); es hipotético porque al final plantea dos alternativas:
·                    Propuesta de solución al problema
·                    Plantea Hipótesis
USO: Crear Teoría; el diagnóstico comunitario e institucional son insumos fuertes para este método.
PARTICIPAN: Investigador / Testigo
REQUISITO: Parte de la porción de realidad a estudiar.
Como proceso de planificación se presenta un PROTOCOLO.

Investigación operativa (IVOP):
Conocida como investigación acción, método de educación popular; se aplica para el abordaje de un problema específico.
USO: Resolver problemas concretos.
REQUISITO: Tienen que participar todos los niveles (superior, intermedios, ejecutores)
PARTICIPAN: Investigador, mandos medios y los beneficiarios / destinatarios.
Dentro del proceso de planificación se presenta un PROYECTO.
Es un método indicado para un estudio de mercado; para su desarrollo hay que preguntarse: ¿el problema es problema?, ¿por qué el problema es problema?, ¿para quién es problema?, ¿forma parte de otro problema?

Método dialéctico / Método de construcción del objeto de estudio / Método de la lógica del descubrimiento:
Se esta utilizando desde la época de los 90’s, su máximo expositor Hugo Zemelman Merino, y parte de leyes y categorías dialécticas.
USO: Crear nueva teoría.
REQUISITO: Hace tres lógicas de una sola vez:
  1. Construye el objeto de estudio y lo reconstruye (problema)
  2. Aplica crítica epistemológica
  3. Propone alternativas de solución
PARTICIPAN: Investigador y actores claves.
Como proceso de planificación se presenta un PROYECTO.

Cada método de investigación es una inmensidad  de conocimientos, la pretensión de estas líneas conjuga provocar a cada uno de nuestros lectores y lectoras. Lo anterior significa que hay que seguir en la búsqueda interminable de la verdad. Retomo las palabras del filósofo José Ortegar y Gasset: “Siempre que enseñes; enseña a la vez a dudar de lo que enseñas”.

Nos vemos en la próxima, con el complemento de este ejercicio académico.

Nuevos apuntes históricos sobre el Hospital Rosales 3/3



En las partes I y II del presente artículo, publicados en las ediciones anteriores,   pretendíamos dejar un claro mensaje  a investigadores, autoridades y otros funcionarios para que se haga una revisión de cómo, por qué y a través de qué vías se cedió, concesionó, donó, se dio en calidad de pago, comodato, entre otros, los diferentes terrenos a los que se hizo referencia y que en la actualidad no son propiedad del Hospital Rosales. Asimismo desmitificar los supuestos que anteriormente -y hasta hoy día- se han manejado en cuanto a que Don José Rosales dejó en calidad de donación todas las parcelas de tierra mencionadas y que están contemplados en su testamento; hemos visto   que no fue así, ya que la mayoría de propiedades fueron compradas en años posteriores a la fundación del Hospital Nacional Rosales, posiblemente sí con dinero proveniente de la fortuna donada por Rosales.

De lo que si hay evidencia es de dos terrenos que fueron comprados por el citado filántropo (los cuales aun  se encuentran inscritos a nombre de él) y que en la actualidad es donde está erigido el nosocomio que lleva su nombre. De igual manera otros predios, que datan de 1888, y que fueron obtenidos mediante un decreto de expropiación de inmuebles para la construcción del Centro Médico Nacional. Es notorio que el Hospital Rosales experimentó un crecimiento a través de los años en cuanto a la obtención de inmuebles, pero a la vez una involución de la misma naturaleza porque se fueron perdiendo algunas propiedades que han sido traspasadas a otras instituciones.

La reflexión que también se hacía era si el sueño de José Rosales fue un acto meramente de altruismo o fue resultado del proceso de secularización, donde en el siglo XIX la iglesia católica -y muchos de sus feligreses-  estaba perdiendo muchos privilegios de corte económico y social, entre ellos expropiaciones y desplazamientos en lo concerniente al sistema educativo (lo público lo asume el Estado y lo privado las diferentes órdenes religiosas establecidas en el país) y administrativo (régimen de cementerios, la inscripción de partidas de nacimiento y de defunción; casamientos, entre otros). Tal hipótesis la formulo al no encontrarle explicación alguna a lo documentado  en la declaratoria décima  del testamento del Sr. Rosales, el cual instituye como herederos sustitutos a los pobres de Inglaterra  de no hacerse efectivo la construcción del nuevo hospital, habiendo en el país grandes cinturones de miseria y de exclusión, especialmente de mestizos y la mal llamada población indígena (ya Sheila Castellanos en su texto “Patología de una nación” nos comenta que el siglo decimonónico se caracterizó por el maltrato que se le daba al indígena; para expresarse a esta clase social se hacía uso de términos peyorativos o despreciativos de corte médico como “gangrena”, “enfermedad”, “cáncer”, “tumor”, “peste”, entre otros).


El ubicar el  Hospital Rosales  en los suburbios del poniente de la capital obedecía a que, para ese entonces 1891, la normativa internacional declaraba que los centros hospitalarios deberían estar en la periferia de las ciudades. Sin embargo mucha gente criticaba el lugar seleccionado, pues en aquellos días estos terrenos eran fincas de café “en las faldas del volcán de San Salvador” y estaba lejísimos del centro de la ciudad. No obstante a las críticas prontamente se levantaron los cimientos de la nueva estructura, la cual estuvo a cargo del destacado maestro de obra de Don Juan Azucena y dirigido por el prestigioso ingeniero Don Andrés Bertrand.


Algunas otras remembranzas relacionadas con la historia de los servicios de salud en el país que se destacan están: La inauguración del Hospital Benjamín Bloom -HBB- (para niños mayores de dos años) el  6 de noviembre de 1928; la promulgación, en 1930, del nuevo Código de Sanidad; la apertura de la 25 avenida en 1936 (que le dará mayor conexión al  Hospital Rosales). Para este mismo año las Alcaldías destinan 5% del presupuesto a higienización y saneamiento.  El 14 de octubre de 1946, se crea mediante Decreto de Asamblea Legislativa, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. En 1948 el primer ministro de salud fue el Dr. Eduardo Barrientos. El 14 de julio de 1943, se funda el Colegio Médico de El Salvador, presidido por Dr. José Mendoza.

El 28 de septiembre de 1949 se decretó la primera Ley del Seguro Social (decreto 329), casi dos meses después (23 de diciembre) se crea el Instituto Salvadoreño del Seguro Social -ISSS-.

Ya para 1953 el sistema de salud contaba con  22 hospitales generales y un consolidado de más de tres mil camas; estaban habilitados los servicios de medicina, cirugía y maternidad; los niños y niñas estaban hospitalizados en las mismas salas de hombres y mujeres;  algunos hospitales contaban con salas especiales para niños, hasta los diez años. El  HBB (ubicado en el edificio Bloom de la calle Arce) dispone de 125 camas. Los médicos, dentistas, enfermeras y personal auxiliar están mal distribuidos: Del total de 300 médicos en todo el país, 250 practican medicina; los 50 restantes se dedican a labores administrativas; el 60% de galenos viven en la capital; 14% en Santa Ana y el resto estaba diseminado en las ciudades más importantes del país.

El proyecto de constitución del Centro Médico Nacional sufre una nueva  fractura  cuando en 1962 se decide trasladar el Hospital Pediátrico Benjamín Bloom  al final de la Avenida Universitaria, entre el  Bulevar Juan Lindo [hoy Bulevar “Los Héroes” (de la guerra contra Honduras en 1969 o de las 100 horas)] y la 25 Avenida Norte. Parte de lo que hubiese sido el Centro Médico Nacional lo constituiría el hospital “La Merced”, en esa época propiedad de don Orlando De Sola padre, situado  sobre la 25 Avenida Norte y Calle Arce.

Ya Michel Foucault, filósofo francés del siglo pasado, haciendo referencia a la enfermedad y a los hospitales comentaba que el tratamiento de cualquier patología es en el hogar, ya que éste es la génesis de la familia. La creación de los hospitales va contra esa naturaleza. Pero para subsanar esta situación,  los médicos de vocación -y no de profesión- deben ponerle sensibilidad y humanización a estos complejos sanatoriales.

El Hospital Rosales es, en realidad, una  ciudad centenaria con vida propia que cuida de la salud de nuestro pueblo.

Finalizo remarcando que  queda un enorme reto para las autoridades sanitarias el generar un proceso sistemático mediante el cual se logre (re)inventariar las propiedades del Hospital Rosales;  reunir dichos inmuebles mediante escritura pública; recuperar las propiedades pendientes de legalizar a nombre de la institución y reevaluar, si es necesario, sus instalaciones mediante la información recabada.
 
Fotografías cortesía de Luís Regalado, técnico en audiovisuales del MINSAL.