Algunos lectores dirán
que es un nombre raro, simple y confuso para título de un artículo.
Ambiguo para otros, porque como diría el teólogo, filósofo y
ecologista brasileño Leonardo Boff en su parafraseo:
evoca, provoca y convoca a pensar muchas cosas. Haciendo una hilación
con los términos, el agua y los dinosaurios tienen un punto común y
está relacionado con la ley de la conservación de la materia o ley
de Lomonósov-Lavoisier (elaborada independientemente por Mijaíl
Lomonósov en 1745 y por Antoine Lavoisier en 1785), la cual se
simplificó en la frase: «la
materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma».
Quiere decir lo anterior que la cantidad de agua en nuestro planeta
ha sido la misma desde hace millones de años, en igual cuantía
desde la era dinosauria; lo que ha variado es su estado, proporción,
calidad y posesión de la misma. Sobre esto último los pobres somos
los que más sufrimos los efectos del agua en situaciones extremas:
carestía, enfermedad y muerte en épocas de escasez y desastres
naturales o antrópicos en situaciones de lluvias excesivas (que se
traducen también en más pobreza, epidemias y muerte).
Ahora
bien, la idea inicial del nombre de este texto -y posterior reflexión
de este tema- surge en una sesión de los talleres literarios que
conduce Mauricio Vallejo Márquez de la cual participé y en función
de hacer una ejercicio poético, recordé algunos comentarios que la
población me compartió a la luz de una investigación relacionada
con los «Conocimientos,
percepciones y
comportamientos sobre el agua para consumo humano en hogares
rurales».
Respecto al conocimiento sobre el origen del agua muchos de los
personas encuestadas en el estudio lo atribuyen a razones míticas,
religiosas y folklóricas. Dentro de los mitos una de tantas
historias fantásticas es que las montañas son fuente inagotable de
este recurso resultado de antiguos choques de meteoritos con las
serranías; lo cual traté de representar en una especie de poesía
para alguien, que como yo, no se considera poeta.
Hidrogénesis:
De una estrella fugaz se
desprende un carruaje incandescente que como bola de billar impacta
en lo que es el azul planeta.
Del choque violento se amalgama el
aparecimiento de una montaña, donde en su seno empieza a brotar la
savia vital que permanecerá saturando el soluto, que desde la era
de los dinosaurios permanece con igual volumen.
Millones de años han pasado…el
cielo, de vez en vez, llora inconsolablemente inundando parcelas,
anegando cultivos, arrasando lo que encuentra; arrastrando a pobres
seres y seres pobres ¡vida llevando vida!
La
escorrentía te arrastra juguetonamente hasta la inmensidad, donde
perdurarás hasta volver a nacer.
Volviendo a la composición
literaria, en ella se articula un nexo de origen y fin en la que
tiene que ver un mismo fenémono: el impacto de un meteorito. Ya
comentamos el mito del origen del agua. Ahora presentaremos y
representaremos la teoría de la extinción de los dinosaurios (cfr.
www.dinosaurios.info).
Esta teoría explica que hace muchos millones de años un meteorito
de gran magnitud impactó sobre nuestro planeta provocando estragos;
muchos improvisan
afirmando que es la circunferencia ubicada en el golfo de México.
Esta colisión provocó grandes incendios (más de dos tercios de
los continentes estuvieron en estado incandecente). El fuego
interrumpió la fotosíntesis de las plantas lo que provocó que se
redujera casi hasta el total el oxígeno del planeta.
De igual manera, una nube
enorme formada por vapor de agua, residuos rocosos, gases liberados,
elementos metálicos y polvo, se extendió por toda la estratósfera
e impidió el paso de los rayos solares. Al no poder penetrar el sol
descendió la temperatura, los lagos se congelaron y miles de
especies de plantas murieron. La nube se mantiene durante años lo
que produce la muerte de la vegetación, de los herbívoros y los
carnívoros. En estas condiciones tan adversas, los más capacitados
para subsistir fueron los animales de pequeñas dimensiones.
Sobre
el agua, como origen y fuente de vida, se ha escrito y se seguirá
escibiendo mucho. Tales, de la antigua ciudad de Mileto -hoy Turquía-
(624 a.C.-?, 548 a.C.), filósofo de la naturaleza y considerado
padre de la filosofía griega, estaba intrigado por conocer el origen
de todo ¿De dónde surgió todo y de qué está hecho? ¿Y cómo se
hizo? Al observar y estudiar el agua en sus tres estados -líquido,
sólido (hielo) y gaseoso- Tales llegó a una conclusión: «Todo
procede del agua».
No se sabe exactamente lo que quería decir con eso. Quizás opinara
que toda clase de vida tiene su origen en el agua, y que toda clase
de vida vuelve a convertirse en agua cuando se disuelve. Es probable
que se preguntara cómo el agua puede convertirse en hielo y vapor y
luego volver a ser agua de nuevo. De lo que si hay que estar seguro
en Tales es que se interesó en desmitificar los dioses de Homero por
el conocimiento del mundo y de los astros. Al fijar Tales al agua
como origen de la vida y del cosmos, estaba poniendo las bases de la
filosofía materialista: Todo tiene un principio en la materia.
Tales pensando en el agua como elemento vital, es decir de divinidad,
es obra y arte de un elemento creador y dador de vida entró en una
aparente contradicción considerando este líquido como ingenio u
obra de un dios: «Todo
está lleno de dioses»...
«nada puede salir de la nada» (fundamento
del modo de pensar idealista).
Por
lo anteriormente expuesto, a Tales se le atribuye haber puesto las
bases de dos corrientes filosóficas que hasta hoy han tratado de
explicar el mundo: La materialista (la realidad es pura materia) y la
idealista (la realidad es sólo vida divina). Bueno, sobre estas
escuelas o modos de pensar trataremos en el próximo artículo: «La
epistemología como puerta de entrada a la filosofía de occidente».
Ejemplos
como los anteriores hacen que perduren una gran cantidad de creencias
míticas y religiosas alrededor del origen del agua. En algunos
casos, los nacimientos u ojos de agua se le atribuyen a la voluntad
de Dios o a milagros de determinados santos; en otros, ciertas
leyendas buscan explicar la aparición de fuentes de agua o la
pérdida de las mismas. El desconocimiento de las etapas del ciclo
del agua en gran parte de la población y la influencia de los
movimientos religiosos de corte fundamentalista que dejan el destino
del agua en las manos de Dios, son dos factores que hacen que la
gente no esté consciente de cómo sus acciones pueden afectarle
favorable o desfavorablemente en lo que al tema del agua concierne.
Nuestra realidad presenta
grandes paradojas sobre este tópico: Entre 1,800 a 2,200 milímetros
de agua lluvia han reportado como promedio anual las instituciones
ambientalistas del país en este último quinquenio. Dicho en otras
palabras, si El Salvador tuviese una figura y estructura de pila
(aunque ya parece por tanto cemento), donde no hubiese escorrentías
ni infiltración, el nivel del agua subiría y taparía a personas
de baja estatura, como su servidor, porque en su conversión
matemática estaríamos calculándola a un nivel entre 1.8 a 2.2
metros ¿Mucha agua, verdad?
Entonces, ¿cómo es
posible que cayendo del cielo tanta agua, tanta gente...gente pobre
no la tenga? Cómo explicarse que sólo en la calle 5 de noviembre
(sin tomar en cuenta otros puntos) de San Salvador existan alrededor
de 25 “carwash” consumiendo diariamente cientos de litros de
agua dejando a igual número de familias sin el vital recurso. Cómo
explicarse que los propietarios de estos negocios dispongan servicios
de agua con tarifa domiciliar, pagando una miseria en comparación
con el excesivo consumo. Mientras otras familias, viviendo
miserablemente, disponen de su limitado presupuesto familiar altos
costos en captar de agua de dudosa calidad. Las mujeres, por la
imposición de roles, son las más afectadas por el contacto e
impacto que tienen por la sobrecarga de sus funciones en la
obtención, traslado, uso y calidad del recurso. Las y los
funcionarios públicos y muchos políticos de este país que más se
llenan la boca hablando de las inequidades sociales son las que más
la permiten o fomentan; dicho en otras palabras: no hay coherencia
entre lo que dicen y lo que hacen. Retomo palabras del filósofo
argentino-mexicano Enrique Dussel quien cita: «La
democracia no se justifica si no se asegura la vida».
Ahora bien, respecto a
este caso no sólo es el excesivo consumo de agua el problema, sino
la permanente sobrecarga a la que se ve sometida la antigua y
obsoleta red de alcantarillados, que tarde o temprano va a tener que
colapsar.
A
manera de epílogo y retomando la ley de la conservación de la
materia a alguien se le podría ocurrir que el agua que en la
actualidad existe en la Tierra es la que siempre va a haber...y tiene
sentido: Tres cuartas partes de nuestro planeta están rodeadas de
agua; sin embargo, sólo el 3% del agua que existe es dulce y gran
parte de ésta se encuentra en los polos en en estado sólido. Lo
que sucede es que el agua dulce, la que es apta para consumo humano
cada vez es menor por su mal uso, su indebido usofructo y alto nivel
de contaminación. A manera de ejemplo, lo que en un tiempo fue el
río Acelhuate (entendiendo río como el afluente o corriente
natural de agua que fluye con continuidad) hoy día es una corriente
de a saber qué líquidos, en lo que en su seno lo que menos existen
son seres con vida.
El
otro punto en común al que quería llegar en este texto sobre los
términos agua y dinosaurios, es que estos últimos ya están
extintos y el primero va ya en esa dirección.
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