domingo, 10 de febrero de 2013

El desenlace final del agua y los dinosaurios.


Algunos lectores dirán que es un nombre raro, simple y confuso para título de un artículo. Ambiguo para otros, porque como diría el teólogo, filósofo y ecologista brasileño Leonardo Boff en su parafraseo: evoca, provoca y convoca a pensar muchas cosas. Haciendo una hilación con los términos, el agua y los dinosaurios tienen un punto común y está relacionado con la ley de la conservación de la materia o ley de Lomonósov-Lavoisier (elaborada independientemente por Mijaíl Lomonósov en 1745 y por Antoine Lavoisier en 1785), la cual se simplificó en la frase: «la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma». Quiere decir lo anterior que la cantidad de agua en nuestro planeta ha sido la misma desde hace millones de años, en igual cuantía desde la era dinosauria; lo que ha variado es su estado, proporción, calidad y posesión de la misma. Sobre esto último los pobres somos los que más sufrimos los efectos del agua en situaciones extremas: carestía, enfermedad y muerte en épocas de escasez y desastres naturales o antrópicos en situaciones de lluvias excesivas (que se traducen también en más pobreza, epidemias y muerte).

Ahora bien, la idea inicial del nombre de este texto -y posterior reflexión de este tema- surge en una sesión de los talleres literarios que conduce Mauricio Vallejo Márquez de la cual participé y en función de hacer una ejercicio poético, recordé algunos comentarios que la población me compartió a la luz de una investigación relacionada con los «Conocimientos, percepciones y comportamientos sobre el agua para consumo humano en hogares rurales». Respecto al conocimiento sobre el origen del agua muchos de los personas encuestadas en el estudio lo atribuyen a razones míticas, religiosas y folklóricas. Dentro de los mitos una de tantas historias fantásticas es que las montañas son fuente inagotable de este recurso resultado de antiguos choques de meteoritos con las serranías; lo cual traté de representar en una especie de poesía para alguien, que como yo, no se considera poeta.

Hidrogénesis:
De una estrella fugaz se desprende un carruaje incandescente que como bola de billar impacta en lo que es el azul planeta.

Del choque violento se amalgama el aparecimiento de una montaña, donde en su seno empieza a brotar la savia vital que permanecerá saturando el soluto, que desde la era de los dinosaurios permanece con igual volumen.

Millones de años han pasado…el cielo, de vez en vez, llora inconsolablemente inundando parcelas, anegando cultivos, arrasando lo que encuentra; arrastrando a pobres seres y seres pobres ¡vida llevando vida!

La escorrentía te arrastra juguetonamente hasta la inmensidad, donde perdurarás hasta volver a nacer.

Volviendo a la composición literaria, en ella se articula un nexo de origen y fin en la que tiene que ver un mismo fenémono: el impacto de un meteorito. Ya comentamos el mito del origen del agua. Ahora presentaremos y representaremos la teoría de la extinción de los dinosaurios (cfr. www.dinosaurios.info). Esta teoría explica que hace muchos millones de años un meteorito de gran magnitud impactó sobre nuestro planeta provocando estragos; muchos improvisan afirmando que es la circunferencia ubicada en el golfo de México. Esta colisión provocó grandes incendios (más de dos tercios de los continentes estuvieron en estado incandecente). El fuego interrumpió la fotosíntesis de las plantas lo que provocó que se redujera casi hasta el total el oxígeno del planeta.

De igual manera, una nube enorme formada por vapor de agua, residuos rocosos, gases liberados, elementos metálicos y polvo, se extendió por toda la estratósfera e impidió el paso de los rayos solares. Al no poder penetrar el sol descendió la temperatura, los lagos se congelaron y miles de especies de plantas murieron. La nube se mantiene durante años lo que produce la muerte de la vegetación, de los herbívoros y los carnívoros. En estas condiciones tan adversas, los más capacitados para subsistir fueron los animales de pequeñas dimensiones.

Sobre el agua, como origen y fuente de vida, se ha escrito y se seguirá escibiendo mucho. Tales, de la antigua ciudad de Mileto -hoy Turquía- (624 a.C.-?, 548 a.C.), filósofo de la naturaleza y considerado padre de la filosofía griega, estaba intrigado por conocer el origen de todo ¿De dónde surgió todo y de qué está hecho? ¿Y cómo se hizo? Al observar y estudiar el agua en sus tres estados -líquido, sólido (hielo) y gaseoso- Tales llegó a una conclusión: «Todo procede del agua». No se sabe exactamente lo que quería decir con eso. Quizás opinara que toda clase de vida tiene su origen en el agua, y que toda clase de vida vuelve a convertirse en agua cuando se disuelve. Es probable que se preguntara cómo el agua puede convertirse en hielo y vapor y luego volver a ser agua de nuevo. De lo que si hay que estar seguro en Tales es que se interesó en desmitificar los dioses de Homero por el conocimiento del mundo y de los astros. Al fijar Tales al agua como origen de la vida y del cosmos, estaba poniendo las bases de la filosofía materialista: Todo tiene un principio en la materia. Tales pensando en el agua como elemento vital, es decir de divinidad, es obra y arte de un elemento creador y dador de vida entró en una aparente contradicción considerando este líquido como ingenio u obra de un dios: «Todo está lleno de dioses»... «nada puede salir de la nada» (fundamento del modo de pensar idealista).

Por lo anteriormente expuesto, a Tales se le atribuye haber puesto las bases de dos corrientes filosóficas que hasta hoy han tratado de explicar el mundo: La materialista (la realidad es pura materia) y la idealista (la realidad es sólo vida divina). Bueno, sobre estas escuelas o modos de pensar trataremos en el próximo artículo: «La epistemología como puerta de entrada a la filosofía de occidente».

Ejemplos como los anteriores hacen que perduren una gran cantidad de creencias míticas y religiosas alrededor del origen del agua. En algunos casos, los nacimientos u ojos de agua se le atribuyen a la voluntad de Dios o a milagros de determinados santos; en otros, ciertas leyendas buscan explicar la aparición de fuentes de agua o la pérdida de las mismas. El desconocimiento de las etapas del ciclo del agua en gran parte de la población y la influencia de los movimientos religiosos de corte fundamentalista que dejan el destino del agua en las manos de Dios, son dos factores que hacen que la gente no esté consciente de cómo sus acciones pueden afectarle favorable o desfavorablemente en lo que al tema del agua concierne.

Nuestra realidad presenta grandes paradojas sobre este tópico: Entre 1,800 a 2,200 milímetros de agua lluvia han reportado como promedio anual las instituciones ambientalistas del país en este último quinquenio. Dicho en otras palabras, si El Salvador tuviese una figura y estructura de pila (aunque ya parece por tanto cemento), donde no hubiese escorrentías ni infiltración, el nivel del agua subiría y taparía a personas de baja estatura, como su servidor, porque en su conversión matemática estaríamos calculándola a un nivel entre 1.8 a 2.2 metros ¿Mucha agua, verdad?

Entonces, ¿cómo es posible que cayendo del cielo tanta agua, tanta gente...gente pobre no la tenga? Cómo explicarse que sólo en la calle 5 de noviembre (sin tomar en cuenta otros puntos) de San Salvador existan alrededor de 25 “carwash” consumiendo diariamente cientos de litros de agua dejando a igual número de familias sin el vital recurso. Cómo explicarse que los propietarios de estos negocios dispongan servicios de agua con tarifa domiciliar, pagando una miseria en comparación con el excesivo consumo. Mientras otras familias, viviendo miserablemente, disponen de su limitado presupuesto familiar altos costos en captar de agua de dudosa calidad. Las mujeres, por la imposición de roles, son las más afectadas por el contacto e impacto que tienen por la sobrecarga de sus funciones en la obtención, traslado, uso y calidad del recurso. Las y los funcionarios públicos y muchos políticos de este país que más se llenan la boca hablando de las inequidades sociales son las que más la permiten o fomentan; dicho en otras palabras: no hay coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Retomo palabras del filósofo argentino-mexicano Enrique Dussel quien cita: «La democracia no se justifica si no se asegura la vida».

Ahora bien, respecto a este caso no sólo es el excesivo consumo de agua el problema, sino la permanente sobrecarga a la que se ve sometida la antigua y obsoleta red de alcantarillados, que tarde o temprano va a tener que colapsar.

A manera de epílogo y retomando la ley de la conservación de la materia a alguien se le podría ocurrir que el agua que en la actualidad existe en la Tierra es la que siempre va a haber...y tiene sentido: Tres cuartas partes de nuestro planeta están rodeadas de agua; sin embargo, sólo el 3% del agua que existe es dulce y gran parte de ésta se encuentra en los polos en en estado sólido. Lo que sucede es que el agua dulce, la que es apta para consumo humano cada vez es menor por su mal uso, su indebido usofructo y alto nivel de contaminación. A manera de ejemplo, lo que en un tiempo fue el río Acelhuate (entendiendo río como el afluente o corriente natural de agua que fluye con continuidad) hoy día es una corriente de a saber qué líquidos, en lo que en su seno lo que menos existen son seres con vida.

El otro punto en común al que quería llegar en este texto sobre los términos agua y dinosaurios, es que estos últimos ya están extintos y el primero va ya en esa dirección.



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