Mi sentido común me
apuntala señalando que es muy atrevido el título sugestivo que
lleva el presente texto, ya que connotados cientistas de la salud han
escrito sobre esta centenaria edificación que data desde 1902.
Médicos como Carlos Infante Meyer y Salvador Infante Díaz han
aportado sobre el tema a través de la publicación del libro:
“Hospital Rosales: Una institución centenaria”; Rafael
Cedillos et al (et al es una abreviatura de la
expresión latina "et alii", que significa "y otros".
Se usa cuando hay más de dos autores en una referencia, de tal
manera que evita tener que enlistarlos a todos) quienes en su texto:
“Apuntes históricos sobre el desarrollo de la salud pública en
El Salvador” redactaron diferentes notas relacionadas con este
nosocomio; así como otras obras de menor amplitud o envergadura,
pero de gran riqueza y contribución, de renombrados/as salubristas
salvadoreños/as.
El aporte de estas notas
pretenden contribuir desde la óptica de que no nos centraremos
únicamente al legado que ha dejado esta institución, sino más bien
al escenario social, político, económico y cultural que ha girado
alrededor de ésta. Hablar, entonces, del nacimiento del Hospital
Rosales es estar imbuidos en el siglo XIX y sólo entenderemos estos
procesos pensando la historia, es decir, ubicándonos en el contexto
del mundo de las ideas o del pensamiento de ese periodo. Seré
enfático refiriéndome a que el siglo XIX se caracterizó por
configurar a América Latina, y por ende El Salvador, en un nuevo
patrón de poder mundial de corte eurocéntrico (todas las líneas
venían del viejo mundo) y capitalista.
Corre el año 1807 y es
en este punto de la historia que se funda el Hospital General de San
Salvador. Ya para este tiempo existían en la ciudad capital dos
médicos, doce cirujanos (barberos) y 26 curanderos. La lógica
sanitaria que se seguía, en ese entonces, estaba fundamentada en la
tradición de la medicina
traída por los conquistadores españoles, la cual era ejercida por
barberos, sangradores y cirujanos empíricos. El referido Hospital
General fue fundado, en el mencionado año, por el insigne ciudadano
peninsular Don Fernando Antonio Escobar (peninsular era el título
que se le asignaba a la clase social privilegiada y opulenta de ese
tiempo, caracterizada por ser españoles nacidos en la península
ibérica y que gobernaban tanto en las audiencias como en los
episcopados; existían en la pirámide de poder en su orden:
peninsulares, criollos, mestizos y mulatos, indios y por último los
negros) quien fue un fervoroso católico seguidor de la congregación
franciscana y poseedor de grandes extensiones de tierra en las
cercanías de lo que actualmente es el municipio de Guazapa, conocida
como san Jerónimo, las cuales vendería y utilizaría para la
edificación de esta institución sanitaria.
¿Fue realmente el
“deseo” de este ciudadano español vender todas sus propiedades y
destinarlas para la construcción de este hospital?, que en sus
inicios bautizó con el nombre de Casa de la Caridad y Capilla de
Patrocinio -institución que se convertiría más adelante en el
Hospital General de San Salvador- o ¿habrá sido el escenario de
expropiaciones que se darían en la naciente etapa de luchas por la
independencia de la dominación del imperio español y del proceso de
formación de los nuevos Estados Centroamericanos?
Esta guerra de
independencia en la región se da entre los años 1808 a 1825 y más
que un deseo independencista, fue un levantamiento de la oligarquía
criolla con apoyo de pocos indígenas y mestizos (los criollos era
la otra clase social privilegiada: hijos de españoles pero nacidos
en América; gobernaban los cabildos -hoy alcaldías- y tenían
algunos cargos administrativos o de confianza) quienes se rebelaron
contra los españoles. Para el caso de nuestro país la guerra de
independencia no fue una guerra de corte popular, como lo fue el más
reciente conflicto armado que data de los años 1980-1992. La
influencia eurocéntrica y la tardía revolución francesa marcada,
entre otras cosas, por la invasión de Napoleón en la península
ibérica y el debilitamiento del imperio español fueron los factores
externos que aprovecharon los criollos para emanciparse contra el
dominación imperante.
Luego del fallido intento
de anexión a México en 1822, se promulgó en 1824 la Constitución
de la Federación Centroamericana. Los intereses, aislamiento y
rivalidades de los países de la región, hizo que este proyecto
federal fracasara y poco a poco se fueron asentando los actuales
Estados de Centroamérica.
Fue en 1882 cuando la
Junta Directiva del Hospital General de San Salvador se planteó la
necesidad de un nuevo edificio: más grande, con mejores condiciones
higiénicas y de infraestructura resistente a los terremotos. Cabe
mencionar que el periodo decimonónico se caracterizó por una
dinámica telúrica constante (Cfr. el artículo de Carlos Cañas
Dinarte alusivo a los terremotos denominado: “El Salvador:
cronología de una tierra danzarina” en
http://elsalvador.com/noticias/terremoto/cronologia.htm
).
Datos importantes que
acompañan paralelamente la necesidad y surgimiento de un nuevo
Hospital fueron la fundación de la Universidad
de El Salvador el 16
de febrero de 1841; ya en agosto de
ese mismo año se crean las Juntas de Caridad para la administración
de estos sanatorios. En 1849 se constituye un cuerpo técnico
denominado protomedicato, el cual era el encargado de vigilar el
ejercicio de la profesión médica, la facultad de medicina,
farmacias, salubridad pública y parteras o comadronas.
El
protomedicato fue una figura creada en España en el siglo XV; en el
siglo XVI se extendió a las diferentes colonias pertenecientes a la
Corona. Un dato curioso es que mientras los protomedicatos fueron
suprimidos en diferentes colonias a principios del siglo XIX, en El
Salvador tuvo pleno auge en la cintura de esa centuria. Para
diciembre de 1852 la facultad de medicina de la Universidad de El
Salvador reporta el primer doctor en medicina graduado. El
surgimiento de nuevos galenos y el modesto crecimiento del gremio
médico hace que en 1861 se prohíba
a los barberos ejercer la alta cirugía; sólo se les deja practicar la
pequeña cirugía, extraer muelas y abrir pequeños abscesos.
Otra nota importante que
se suma a la construcción de un nuevo nosocomio es la explosión
demográfica que, para finales del año 1883, en la ciudad de San
Salvador era más que notoria. Para este punto de la historia se
calcula que la población de la capital era alrededor de 60 mil
habitantes. Una década atrás se había gestado una nueva crisis
liberal en el país, en la que los nuevos cafetaleros se apoderaron
del Estado de forma violenta y decidieron modernizarlo
secularizándolo de manera definitiva. Para ello, establecieron la
libertad de culto, el matrimonio civil y el divorcio, la libertad de
prensa; transformaron los registros civiles, los cementerios y la
educación que estaban a cargo de la iglesia; al mismo tiempo que
suprimieron las órdenes religiosas y contemplativas, y el fuero
eclesiástico. La secularización de los Estados de la región fue
precedida de agresivas campañas anticlericales. Esta última reseña
nos explica el paulatino retiro de las hermandades cristianas y
Juntas de Caridad de índole religioso al interior de los diferentes
centros hospitalarios establecidos en el país.
Ya para 1876 El Salvador
estaba sumergido en una inminente guerra con Guatemala, conflicto que
llevó en 1885 a ofrendar la vida de Don Alberto Toflet, ciudadano
francés radicado en nuestro país, quien fue el responsable de
levantar los planos de lo que hoy día es el Hospital Nacional
Rosales.
Siempre en el contexto
del año 1883, mediante una convocatoria de carácter popular se da a
conocer las intenciones, necesidades y limitaciones de contar con un
centro que reuniera las condiciones de un hospital de primer nivel;
producto de esta consulta surge la propuesta de constituir un fondo
que permitiera concretizar la construcción de dicha obra; hay una
difusión generalizada que el costo de la construcción de la misma
ascendía a los cien mil pesos de la época. Debido a las
dificultades de reunir dicho monto el inicio en su construcción tuvo
que retrasarse hasta el 12 de mayo de 1892, fecha en la que ya se
contaba con un benefactor y proveedor de los recursos necesarios: Don
José Rosales, persona que propició la realización de las
edificaciones atestando como irreversible y único heredero al
Hospital General de San Salvador; infraestructura que una vez
finalizada fue inaugurada el 13 de julio de 1902 y que en homenaje a
su acto de filantropía se le llamó Hospital Rosales. La edificación
se entregó a la población disponiendo de 42
habitaciones e inició sosteniéndose con capital proveniente de la
Lotería Nacional y aportes del gobierno.
Los orígenes históricos
del surgimiento del Hospital Nacional Rosales contemplan la
adquisición de los actuales y otros inmuebles que datan desde 1888,
los cuales -como ya se dijo anteriormente- estaban destinados para
la creación del Hospital General de San Salvador. Desde su
surgimiento, la pretensión de este nosocomio era convertirlo en un
complejo y completo centro nacional de especialidades médicas;
situación que hizo necesario adquirir una gran cantidad de terrenos,
que con el paso del tiempo han sido transferidos, sin conocer a
cabalidad las causas (improviso considerando las prebendas, cuotas
políticas, en pago, comodatos, decretos, entre otros), a otras
instituciones tales como: Hospital Militar, Hospital Oncológico del
Instituto Salvadoreño del Seguro Social -ISSS- , Hospital Médico
Quirúrgico del ISSS, Hospital de Maternidad, Escuela de Medicina de
la Universidad de El Salvador conocido como La Rotonda, Instituto
del Cáncer, parque Cuscatlán y terrenos colindantes al Cementerio
General, entre otros.
Sobre este último y
otros puntos profundizaremos en la parte 2/3 de este espacio virtual.
* Fotos
cortesía de Luís Alberto Regalado, técnico en audiovisuales del
Ministerio de Salud.
se publicaron la parte 2 y 3?
ResponderEliminarse publicaron la parte 2 y 3?
ResponderEliminarhttp://tecnosanchez11.blogspot.com/2013/02/nuevos-apuntes-historicos-sobre-el_22.html
Eliminarhttp://tecnosanchez11.blogspot.com/2013/02/nuevos-apuntes-historicos-sobre-el_22.html
EliminarSoy Médico costarricense graduado en La Facultad de Medicina de La UES, en 1 de Julio de 1966. Egresé con la promoción de 1964.Mi querido Hospital Rosales fue mi casa la mayor parte de esos años. El artículo despierta todo tipo de recueros y emociones dormidas.En Costa Rica se han inscrito para ejercer la profesi´´on médica 13.000 y resto de galenos. De ese universo ticos graduados allá desde el primero en 1925 hasta 1974 somos 34 más cinco naturales del ES que se incorporaron y ejercieron aquí, tres jóvenes damas y dos varones. Estoy escribiendo un libro sobre esta selecta minoría médica. Y como busco la mayor parte de información pertinente necesito que alguién por favor me ponga en contacto por la vía de correo electronico, que es la que este viejo médico de 82 años maneja mejor, para información principalmente de los grupos graduados en algunos años que todavía no tengo en mi registro. Y sí es posible que exista alguna dependencia en que se me pueda informar dónde realizaron su servicio social. Tengo entendido que en la década de 1930 enviadas por el Hospital San Juan de Dios de San José Costa Rica llegaron a ES a crear la escuela de enfermería un grupo de Religiosas¿se podrían conseguir sus nombres?
ResponderEliminarGRACIAS POR ADELANTADO
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