miércoles, 20 de febrero de 2013

Nuevos apuntes históricos sobre el Hospital Rosales. Parte 1/3


Mi sentido común me apuntala señalando que es muy atrevido el título sugestivo que lleva el presente texto, ya que connotados cientistas de la salud han escrito sobre esta centenaria edificación que data desde 1902. Médicos como Carlos Infante Meyer y Salvador Infante Díaz han aportado sobre el tema a través de la publicación del libro: “Hospital Rosales: Una institución centenaria”; Rafael Cedillos et al (et al es una abreviatura de la expresión latina "et alii", que significa "y otros". Se usa cuando hay más de dos autores en una referencia, de tal manera que evita tener que enlistarlos a todos) quienes en su texto: “Apuntes históricos sobre el desarrollo de la salud pública en El Salvador” redactaron diferentes notas relacionadas con este nosocomio; así como otras obras de menor amplitud o envergadura, pero de gran riqueza y contribución, de renombrados/as salubristas salvadoreños/as.

El aporte de estas notas pretenden contribuir desde la óptica de que no nos centraremos únicamente al legado que ha dejado esta institución, sino más bien al escenario social, político, económico y cultural que ha girado alrededor de ésta. Hablar, entonces, del nacimiento del Hospital Rosales es estar imbuidos en el siglo XIX y sólo entenderemos estos procesos pensando la historia, es decir, ubicándonos en el contexto del mundo de las ideas o del pensamiento de ese periodo. Seré enfático refiriéndome a que el siglo XIX se caracterizó por configurar a América Latina, y por ende El Salvador, en un nuevo patrón de poder mundial de corte eurocéntrico (todas las líneas venían del viejo mundo) y capitalista.

Corre el año 1807 y es en este punto de la historia que se funda el Hospital General de San Salvador. Ya para este tiempo existían en la ciudad capital dos médicos, doce cirujanos (barberos) y 26 curanderos. La lógica sanitaria que se seguía, en ese entonces, estaba fundamentada en la tradición de la medicina traída por los conquistadores españoles, la cual era ejercida por barberos, sangradores y cirujanos empíricos. El referido Hospital General fue fundado, en el mencionado año, por el insigne ciudadano peninsular Don Fernando Antonio Escobar (peninsular era el título que se le asignaba a la clase social privilegiada y opulenta de ese tiempo, caracterizada por ser españoles nacidos en la península ibérica y que gobernaban tanto en las audiencias como en los episcopados; existían en la pirámide de poder en su orden: peninsulares, criollos, mestizos y mulatos, indios y por último los negros) quien fue un fervoroso católico seguidor de la congregación franciscana y poseedor de grandes extensiones de tierra en las cercanías de lo que actualmente es el municipio de Guazapa, conocida como san Jerónimo, las cuales vendería y utilizaría para la edificación de esta institución sanitaria.

¿Fue realmente el “deseo” de este ciudadano español vender todas sus propiedades y destinarlas para la construcción de este hospital?, que en sus inicios bautizó con el nombre de Casa de la Caridad y Capilla de Patrocinio -institución que se convertiría más adelante en el Hospital General de San Salvador- o ¿habrá sido el escenario de expropiaciones que se darían en la naciente etapa de luchas por la independencia de la dominación del imperio español y del proceso de formación de los nuevos Estados Centroamericanos?

Esta guerra de independencia en la región se da entre los años 1808 a 1825 y más que un deseo independencista, fue un levantamiento de la oligarquía criolla con apoyo de pocos indígenas y mestizos (los criollos era la otra clase social privilegiada: hijos de españoles pero nacidos en América; gobernaban los cabildos -hoy alcaldías- y tenían algunos cargos administrativos o de confianza) quienes se rebelaron contra los españoles. Para el caso de nuestro país la guerra de independencia no fue una guerra de corte popular, como lo fue el más reciente conflicto armado que data de los años 1980-1992. La influencia eurocéntrica y la tardía revolución francesa marcada, entre otras cosas, por la invasión de Napoleón en la península ibérica y el debilitamiento del imperio español fueron los factores externos que aprovecharon los criollos para emanciparse contra el dominación imperante.

Luego del fallido intento de anexión a México en 1822, se promulgó en 1824 la Constitución de la Federación Centroamericana. Los intereses, aislamiento y rivalidades de los países de la región, hizo que este proyecto federal fracasara y poco a poco se fueron asentando los actuales Estados de Centroamérica.
Fue en 1882 cuando la Junta Directiva del Hospital General de San Salvador se planteó la necesidad de un nuevo edificio: más grande, con mejores condiciones higiénicas y de infraestructura resistente a los terremotos. Cabe mencionar que el periodo decimonónico se caracterizó por una dinámica telúrica constante (Cfr. el artículo de Carlos Cañas Dinarte alusivo a los terremotos denominado: “El Salvador: cronología de una tierra danzarina” en http://elsalvador.com/noticias/terremoto/cronologia.htm ).

Datos importantes que acompañan paralelamente la necesidad y surgimiento de un nuevo Hospital fueron la fundación de la Universidad de El Salvador el 16 de febrero de 1841; ya en agosto de ese mismo año se crean las Juntas de Caridad para la administración de estos sanatorios. En 1849 se constituye un cuerpo técnico denominado protomedicato, el cual era el encargado de vigilar el ejercicio de la profesión médica, la facultad de medicina, farmacias, salubridad pública y parteras o comadronas. El protomedicato fue una figura creada en España en el siglo XV; en el siglo XVI se extendió a las diferentes colonias pertenecientes a la Corona. Un dato curioso es que mientras los protomedicatos fueron suprimidos en diferentes colonias a principios del siglo XIX, en El Salvador tuvo pleno auge en la cintura de esa centuria. Para diciembre de 1852 la facultad de medicina de la Universidad de El Salvador reporta el primer doctor en medicina graduado. El surgimiento de nuevos galenos y el modesto crecimiento del gremio médico hace que en 1861 se prohíba a los barberos ejercer la alta cirugía; sólo se les deja practicar la pequeña cirugía, extraer muelas y abrir pequeños abscesos.

Otra nota importante que se suma a la construcción de un nuevo nosocomio es la explosión demográfica que, para finales del año 1883, en la ciudad de San Salvador era más que notoria. Para este punto de la historia se calcula que la población de la capital era alrededor de 60 mil habitantes. Una década atrás se había gestado una nueva crisis liberal en el país, en la que los nuevos cafetaleros se apoderaron del Estado de forma violenta y decidieron modernizarlo secularizándolo de manera definitiva. Para ello, establecieron la libertad de culto, el matrimonio civil y el divorcio, la libertad de prensa; transformaron los registros civiles, los cementerios y la educación que estaban a cargo de la iglesia; al mismo tiempo que suprimieron las órdenes religiosas y contemplativas, y el fuero eclesiástico. La secularización de los Estados de la región fue precedida de agresivas campañas anticlericales. Esta última reseña nos explica el paulatino retiro de las hermandades cristianas y Juntas de Caridad de índole religioso al interior de los diferentes centros hospitalarios establecidos en el país.
Ya para 1876 El Salvador estaba sumergido en una inminente guerra con Guatemala, conflicto que llevó en 1885 a ofrendar la vida de Don Alberto Toflet, ciudadano francés radicado en nuestro país, quien fue el responsable de levantar los planos de lo que hoy día es el Hospital Nacional Rosales.

Siempre en el contexto del año 1883, mediante una convocatoria de carácter popular se da a conocer las intenciones, necesidades y limitaciones de contar con un centro que reuniera las condiciones de un hospital de primer nivel; producto de esta consulta surge la propuesta de constituir un fondo que permitiera concretizar la construcción de dicha obra; hay una difusión generalizada que el costo de la construcción de la misma ascendía a los cien mil pesos de la época. Debido a las dificultades de reunir dicho monto el inicio en su construcción tuvo que retrasarse hasta el 12 de mayo de 1892, fecha en la que ya se contaba con un benefactor y proveedor de los recursos necesarios: Don José Rosales, persona que propició la realización de las edificaciones atestando como irreversible y único heredero al Hospital General de San Salvador; infraestructura que una vez finalizada fue inaugurada el 13 de julio de 1902 y que en homenaje a su acto de filantropía se le llamó Hospital Rosales. La edificación se entregó a la población disponiendo de 42 habitaciones e inició sosteniéndose con capital proveniente de la Lotería Nacional y aportes del gobierno.
Los orígenes históricos del surgimiento del Hospital Nacional Rosales contemplan la adquisición de los actuales y otros inmuebles que datan desde 1888, los cuales -como ya se dijo anteriormente- estaban destinados para la creación del Hospital General de San Salvador. Desde su surgimiento, la pretensión de este nosocomio era convertirlo en un complejo y completo centro nacional de especialidades médicas; situación que hizo necesario adquirir una gran cantidad de terrenos, que con el paso del tiempo han sido transferidos, sin conocer a cabalidad las causas (improviso considerando las prebendas, cuotas políticas, en pago, comodatos, decretos, entre otros), a otras instituciones tales como: Hospital Militar, Hospital Oncológico del Instituto Salvadoreño del Seguro Social -ISSS- , Hospital Médico Quirúrgico del ISSS, Hospital de Maternidad, Escuela de Medicina de la Universidad de El Salvador conocido como La Rotonda, Instituto del Cáncer, parque Cuscatlán y terrenos colindantes al Cementerio General, entre otros.

Sobre este último y otros puntos profundizaremos en la parte 2/3 de este espacio virtual.

* Fotos cortesía de Luís Alberto Regalado, técnico en audiovisuales del Ministerio de Salud.

6 comentarios:

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    1. http://tecnosanchez11.blogspot.com/2013/02/nuevos-apuntes-historicos-sobre-el_22.html

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    2. http://tecnosanchez11.blogspot.com/2013/02/nuevos-apuntes-historicos-sobre-el_22.html

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  2. Soy Médico costarricense graduado en La Facultad de Medicina de La UES, en 1 de Julio de 1966. Egresé con la promoción de 1964.Mi querido Hospital Rosales fue mi casa la mayor parte de esos años. El artículo despierta todo tipo de recueros y emociones dormidas.En Costa Rica se han inscrito para ejercer la profesi´´on médica 13.000 y resto de galenos. De ese universo ticos graduados allá desde el primero en 1925 hasta 1974 somos 34 más cinco naturales del ES que se incorporaron y ejercieron aquí, tres jóvenes damas y dos varones. Estoy escribiendo un libro sobre esta selecta minoría médica. Y como busco la mayor parte de información pertinente necesito que alguién por favor me ponga en contacto por la vía de correo electronico, que es la que este viejo médico de 82 años maneja mejor, para información principalmente de los grupos graduados en algunos años que todavía no tengo en mi registro. Y sí es posible que exista alguna dependencia en que se me pueda informar dónde realizaron su servicio social. Tengo entendido que en la década de 1930 enviadas por el Hospital San Juan de Dios de San José Costa Rica llegaron a ES a crear la escuela de enfermería un grupo de Religiosas¿se podrían conseguir sus nombres?

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